18/04/2005
Y con esto y un bizcocho...
Llegó la hora de la despedida final y del enésimo post de agradecimientos y saludos. No me extenderé mucho a diferencia de otras ocasiones porque esta vez los comentarios están focalizados en el blog, no en mi vida personal. Antes de nada, agrio recuerdo para quien quiso usar este blog de autopropaganda personal, algunos sabéis de quién hablo.
En primer lugar, gracias a mis dos lectores más asiduos; si vemos sus estadísticas tienen números del All-Star. Les dije un día con vergüenza que tenía un blog y se han convertido en los más fieles. Muchas muchas gracias a Kike y a Gus.
Este blog nació casi a la vez que mi amistad con ella y ha vivido todas sus fases. Cientos de palabras, la mayoría ocultas, hablaban de su alma inquieta y de su voz. Gracias primero por la inspiración, después por los soplos de aire que me alejan la arena cuando me quiere enterrar. Gracias de corazón y mente, Nieves.
Como sabéis, sin él no hay blog ni tantas cosas en mi vida. Gracias por poner forma a esos sentimientos que existían en mí y que no sabían concretarse. Algo así como Virgilio para Dante en Infierno y Purgatorio, que me explicaba cosas que a veces aún no me había preguntado. Gracias, Rafa.
Gracias después a ese grupo de gente que me ha leído bien por placer, bien por querer saber de mi existencia cuando estábamos lejos. Son un grupo grande e informe: Gloria, Vero, Pablo, Jimena, Leyre, Jorge, Eva, Cris, Curro, Álex, Juan, Sorianín, y seguro que algunos más que ahora se me escapan pero se reivindicarán con un comentario...
Y gracias por supuesto a mi hermana por ser alfa y omega.
En definitiva, gracias a todos; si alguno se pregunta por la sorpresa, que pinche justamente aquí...
15/04/2005
Epílogo
“Como borregos” va a tardar muy poco en despedirse de su fiel público. Creo que es necesario saber cuándo las cosas se acaban y no dan más de sí. No estoy hablando de mis ganas de escribir, que siguen ahí, más o menos intactas. Hablo de la esencia que hay detrás de este blog. Como habrán observado los lectores más o menos asiduos, la estancia en Italia ha provocado diversos cambios: no sólo la falta de tiempo o medios para actualizarlo, sino también la dificultad en seguir lo que tenía como “hilo conductor”, que sería absolutamente incapaz de definir. Es cierto que el título de este blog encaminó mis primeros posts, pero también lo es que pronto se convirtió en un telón de fondo, un motivo que reaparecía a medida que lo hacía en mi vida, pero que no conducía la temática, que se dispersaba en un conjunto de cosas que me apetecía contar y que tenían en mí su único punto de unión. Escribir una frase con ocho “que” demuestra, además de lo enrevesado que soy escribiendo, la complejidad de lo que quiero expresar. Quizá (adoro esta palabra) se trate de un cambio de etapa en mi vida y este blog, con sus colores habituales y su “olor” bien delimitado, se refiera a algo que ya no es actual. No es que haya pasado nada concreto que me lleve a decir “aquí acaba una época y acaba otra”, pero como en la Historia, en el transcurso de un cierto tiempo, hay cosas que han cambiado progresivamente. Heráclito decía hace 2500 años (se dice pronto) que no podemos bañarnos dos veces en el mismo río porque el agua que pasa siempre es distinta y por lo tanto no es el mismo río. De esto estoy hablando. No sé si al leer esto la gente pensará que he cambiado personalmente; es obvio que sí, pero en ninguna otra dirección que no sea la de mi propio camino, no más que lo que haya cambiado otra persona de veintidós años del uno de enero de 2004 a hoy. Cada vez que pienso en actualizar “Como borregos” me viene a la cabeza la imagen de mi habitación de Madrid y es una de las cosas que más me descoloca. No es que me vaya a tomar un descanso hasta que vuelva a España porque tampoco mi habitación será la misma cuando vuelva a casa, como no seré yo el mismo ni tampoco la mesa donde apoyo el portátil. Señoras y señores, a “Como borregos” le queda un post de despedida, agradecimientos y quizá alguna sorpresa...