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30/06/2004

De Rodríguez, episodio II 


Hoy ha sido la confirmación de que estamos haciendo un buen papel, estamos a la altura. Aunque parezcan declaraciones de un entrenador de fútbol, es lo que pienso. La casa sigue limpia, hoy hasta he comprado el pan y el mundo de la cocina cada día presenta menos secretos para mí. Las alcachofas con guisantes que me he comido de primer plato son la prueba de que esto marcha. Que me haya pasado un poco con el ajo se convierte en anécdota si atendemos al conjunto y al reto que espera mañana: un arroz con calamares en tinta que ya lo hubieran querido los contrayentes de cierto enlace que pasó despaercibido para la opinión pública... Para celebrarlo (lo bien que va todo, no el enlace) se ha celebrado un macrotorneo de PlayStation en el salón a la altura de los días festivos que se viven en esta casa: Coca-Cola, aire acondicionado, helados y una final llena de emoción. Y acabo de ver "Chicago", que me ha dejado una muy buena impresión en lo técnico y no tan bueno en el contenido, es como un penalty tirado a lo Panenka que se falla, una lástima.

29/06/2004

De Rodríguez, episodio I 


Sí, señores, el Gran Borrego está de Rodríguez en toda regla después de que los jefes abandonaran el campamento al alba. Un día tranquilo, con cosas que apuntarme a favor y algunas en contra. A favor: la casá aún está limpia y eso que he comido en ella. En contra: el pan no se trae solo y no he hecho la cama. A favor: nadie me recrimina que la cama no esté hecha, así que esto es fantástico. Quizá mis pensamientos cambien a medida que pasen los días y sucedan dos cosas: que las reservas de alimentos de la nevera bajen alarmantemente y me vea en la necesidad de enfrentarme a algo terrible: la compra. Pero hay que pensar en positivo y creer que mis padres llegarán en casa antes de que tenga que enfrentarme a pedir cuarto y mitad de cualquier cosa con el ruego de "que estén maduritos", o hacer algo tan recriminable lingüísticamente como "pedir la vez". Bien, alejados estos fantasmas de mi mente por ahora, confesaré que no ha sido hasta esta mañana cuando he tomado el control de la situación, en un alarde improvisatorio con el único fin de ponerme a prueba para ese año Erasmus que se avecina. Me explico: ayer me negué a pensar qué comería hoy para forzarme a dar salidas coherentes en situaciones de máximo peligro. Cuando ha llegado el momento, lo he visto claro: he echado aceite en la sartén, he sacado el arroz congelado y allá que he ido. Han sido momentos difíciles psicológicamente: sabía que un fallo daba al traste con mi primer plato y le asestaba un duro golpe a mis afanes independentistas. Sobrellevado con maestría, me he planteado verdaderamente sacar una foto de la mesa puesta, donde sólo ha faltado el pan, que hubiera sido motivo de matrícula. Aunque ha tenido su parte positiva: el barrido espera un día más.

Las previsiones para mañana son similares: conocemos el segundo plato y aunque hay una ligera idea acerca del primero, aguantaremos hasta el último momento para enfrentarnos a nuestra segunda hazaña. Mañana sí habrá pan. Seguiremos informando.

26/06/2004

Los Presidentes 


Ayer salí de parranda. Siguiendo el Manual del Perfecto Parrandista, me duché, me afeité y me puse a cenar (en calzoncillos) mientras veía el Francia-Grecia de la Eurocopa. En estas que suena el timbre, se levanta mi madre pensando que era una vecina y yo sigo viendo el partido. En un instante cuya duración temporal soy incapaz de precisar tenía en el salón de mi casa a los dos presidentes de la comunidad de vecinos. Sí, dos. Son como los cónsules romanos, creo que hasta tienen derecho a veto el uno sobre el otro en las decisiones importantes. Así que allí estaba yo, en gallumbos con una pizza Tarradellas sobre una bandeja de plasticorro verde viendo el fútbol como buen español, y con una cara de asombro de considerables proporciones. El que tiene un inenarrable parecido con Michael Douglas pasó casi sin saludar a ver una grieta en la terraza (motivo de la visita consular) con gran profesionalidad tratando de obviar mi apurada situación, cosa que no hizo el que se parece a Mortadelo (esto es La Extraña Pareja y no Jack Lemmon y Walter Matthau), que me dijo "¿qué fresquito estás, eh?". Coño, como que estoy en calzones. Luego me preguntó por el partido, no sé si por parecer amable, por ocultar su anterior pregunta comprometedora o por qué. El caso es que salió a la terraza con Michael y mi madre y tras varias observaciones de alguien cuya verdadera vocación era ser presidente de la comunidad, se marcharon.

18/06/2004

Japón y sus historias de libro 


Que Japón siempre ha fascinado a Occidente es algo incontestable, aunque sólo sea por ser un alejadísimo país de gente chiquitita de ojos rasgados y disciplinada, capaz de hacer edificios que sigan en pie cuando la misma tierra se remueve bajo ellos. Pero además nos ha dado argumento para multitud de novelas, como "Seda" de Alessandro Baricco, y óperas como la famosa "Madame Butterfly" de Puccini. Por eso espero que algunas de esas mentes clarividentes para contar historias se ponga a trabajar para darnos una gran obra con la que es una de las historias dramáticas más bellas de los últimos tiempos. Es la historia de un príncipe que a pesar de estar presionado por la rígida tradición de su país, logra casarse con la mujer a la que verdaderamente ama, que deberá dar un heredero que asegure la pervivencia de la dinastía en el trono imperial. Por fin anuncian la gran noticia: ella está embarazada. Pero el día del parto la felicidad se disipa, porque lo que ha nacido es una niña, a pesar de que debía haber sido un niño. A partir de entonces todo se complica. La princesa cae en una profunda depresión porque no es capaz de darle a su país lo que este le exige. La presión es cada día mayor, porque ella ya no es joven y debe dar un heredero antes de que deje de ser fértil. Y el príncipe tiene que enfrentarse a su propio padre y a toda la Casa Imperial en defensa de la mujer que ama. Bonito, ¿verdad?. Pues es real. Él se llama Hiro-Hito y su mujer Masako.

Pero hay otra historia. La de Hiroo Onoda, noble samurai japonés que destinado en una pequeña isla de Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial luchó con denuedo frente al invasor estadounidense... hasta el año 1974. Veintinueve años pasó de más Onoda en la isla, dando por falsos los mensajes de rendición que su emperador daba por aquella pequeña radio que le acompañaba en su puesto de defensa de su país. Pero al final se rindió, no pudo evitarlo ante aquel enorme... grupo de turistas australianos, que contemplaron atónitos la escena. Así que el gran Japón sigue dándonos historias, sólo hay que saberlas ver y alguien que sepa contarlas.

16/06/2004

Y ahora, ¿qué? 


Conste que escribo este post autoobligándome un poco, ya he demostrado alguna vez que tengo períodos más prolíficos que otros. Hoy he acabado los exámenes. ¿A que no hay mucha euforia en esta frase? Total, he tenido tres y tampoco he estudiado una barbaridad para los dos en los que tenía que hacerlo. Me queda un sabor extraño en este fin de curso. Académicamente ha sido el peor de mi vida, con una asignatura abandonada, otra que dejé para septiembre y otra a la que decidí no presentarme en vano. Personalmente ha sido el mejor, al menos de mis años universitarios. Quizá el que haya dejado un poco más de lado el tema central de hacer una carrera, que viene a ser estudiar y aplicarse, me haya permitido ganar más en el plano personal, ya que sólo en la facultad creo haber triplicado, al menos, la gente con la que mantenía trato, además de haber hecho grandes amistades y disfrutado de tipos de personas que hasta ahora habían aparecido tangencialmente en mi vida. Y estoy muy contento por ello. Tanto, que ahora me da rabia que se acabe mi andadura en España. Ahora sí que dejo gente atrás para irme a Italia. Y efectivamente: ahí está Pisa, esperándome en apenas tres meses. Mañana me toca empezar a darme cuenta de que me voy de verdad, y empezar a asumir parte del total de responsabilidades que caerán sobre mí en breve. Como dirían los Europe, It's the final countdown.

07/06/2004

6 de junio 


No sé qué tipo de post hacer. Si uno poético lastimoso de "murieron por nuestra libertad" o uno humanista desgarrado antibélico. El caso es que hoy es el aniversario del Desembarco de Normandía, la mayor operación militar de la Historia. 150000 hombres para poner un pie en la Europa nazi. Cinco playas de desembarco y kilómetros hasta los primeros objetivos. Mil maniobras de despiste: un cadáver que llega a las costas españolas con "información confidencial" de la operación, muñecos lanzados en paracaídas con petardos para confundir. Y un alba que se levanta clara por primera vez en días. Hitler duerme. Nadie se atreve a despertarle por lo que el alto mando alemán considera una maniobra de distracción para la verdadera invasión por el Canal de la Mancha. Su Reich se venía abajo mientras él seguía dormido en sus sueños de Gran Dictador. No pasaría ni un año hasta el día en que se suicidara junto a Eva Braun; pocos días después, el Reichstag era tomado por los odiados bolcheviques y Stalin paseaba orgulloso por un Berlín arrasado. Historia con un extraño sabor lejano ante algo que ocurrió hace tan sólo 60 años. Que fueron héroes los que se lanzaron contra el muro alemán de las costas francesas, nadie lo pone en duda, pero el mundo no necesita 150000 héroes cada 60 años. Descansen ellos en la paz que nos dejaron y que nosotros hemos vuelto a enterrar.

Dedicado a Kike, Pablo y Gus.

02/06/2004

Destino 


Recuerdo un mail que me llegó en forma de test, de esos de decenas de preguntas sobre el color de tus calzoncillos o acerca de si prefieres pizza o hamburguesa. (Siempre pizza, aunque sólo sea porque es italiana, y la hamburguesa aunque penséis que es yankee es de Hamburgo, claro). El caso es que me llamó mucho la atención la respuesta de una amiga en su película preferida: Pretty Woman. Tranquilos, no haré apología de Pretty Woman ni de Julia Roberts (aunque la película me guste). Al título acompañaba esta frase: "me hace tener ilusión". Yo pensé al momento que la mía era Moulin Rouge, con un poeta que rompe barreras para conseguir a la mujer de todos los talentos. Sigue habiendo mucho de verdad en esto. Pero hoy he vuelto a ver la película que sí me ha recordado lo que es tener ilusión: "Sólo tú", con Robert Downey Jr. y una espléndida Marisa Tomei.

Esta película me recuerda lo que yo sé pero que a veces olvido, o sencillamente no recuerdo a menudo para no perder la cabeza: todos tenemos un destino que está escrito en las estrellas. (Esto no implica que no haya que ir a su encuentro). Es una historia de Amor y Destino ambientada en Italia, ¿alguna pregunta más?. Marisa Tomei está obsesionada con un nombre que le salió de pequeña en una tabla ouija y removerá el cielo por encontrarlo para no acabar casada con un podólogo atento y simple que probablemente nunca sabrá qué es el Amor ni se preguntará por qué los árboles son tan altos. Ella corre buscando su Destino, porque está ahí y no puede dejarlo escapar. No desoye sus llamadas ni rechaza sus señales. Es una comedia romántica preciosa con la dosis justa de pasteleo que la hace apta incluso para el público masculino.

Pero ¿dónde está mi Destino?. ¿En Italia, como el de Faith (Tomei en la peli. No creo que se llame "Fe" en vano.)?. ¿Dónde estás, Elia Ulloa? Soñé con su nombre hace años y por alguna razón no lo he olvidado. Claro que creo en el Destino, ¿cómo obviarlo?. Yo debería haberme echado la siesta y no ver nada más que mis párpados cerrados en ese rato después de comer, pero la televisión por cable estaba averiada y le quería poner a mi madre una película entretenida. ¿Por qué me he acordado de esa? ¿Por qué se había estropeado el cable? Mi pequeña cita de hoy con el Destino era ver las calles y los prados de Italia junto a uno de los rostros de mujer más bellos de todos los tiempos, en una película de Amor verdadero, con guiños incluso a la Cenicienta o Vacaciones en Roma. Destino, voy a buscarte.

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