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31/03/2004

A Wagner lo que es de Wagner 


Hoy hemos estado tratando en clase de Historia de la Música, la tetralogía de Wagner de "El anillo del Nibelungo". Ya me ha llamado la atención cuando ha dicho el profesor que era como "la Capilla Sixtina de la Música", pero después de escuchar y ver algunas cosas y que nos explicara lo importante de todo aquello he quedado sumamente impresionado y con el gusanillo en el cuerpo de tragarme las 16 ó 18 horas que duran las cuatro óperas juntas. Que Wagner es el padre de la música cinematográfica actual lo intuía, que la "Marcha fúnebre de Sigfrido" era espeluznante lo sabía porque la había escuchado, pero no tenía ni la más remota idea de que guardara tantas similitudes con el argumento de El Señor de los Anillos.

Pues sí: un anillo poderoso que es robado por un ser menor que moverá al mundo entero por su consecución, un héroe, un Destino inexorable, una amplitud desbordante donde todo tiene cabida, un enemigo, y la lucha, por encima de todo, del Bien y del Mal. ¿Entonces? ¿Tolkien? ¿En qué se queda con todo esto? Pues en lo que a mí respecta pierde un poco, lo que no significa que no siga siendo uno de mis escritores preferidos. Claro está (ahora) que parte del argumento no es suyo, pero... ¿realmente importa tanto? Quiero decir que Gandalf no está en Wagner, ni la belleza de un paisaje, ni frases del tipo: "It will shine brighter when night is about you. May it be a light to you in dark places when other lights go out". Es más, aunque el argumento entero estuviera copiado, ¿alguien podría contarlo como lo hace él?. Volvamos un día más a Shakespeare. Se ha demostrado que hay obras , incluída Hamlet, que son reelaboraciones de temas antiguos (la primera historia sobre un príncipe danés que enloquece es del siglo IV) o contemporáneos. ¿Le resto esto algún mérito? Claro que sí, pero tan mínimo que hay que obviarlo, casi. El arte no es sólo una gran idea, es también una gran forma de llevarla a cabo. Y aunque para mí hoy Tolkien haya bajado en Imaginación de 10 a 9'5, sigue estando en lo más alto por contarme esa historia tan total (en el sentido de "vasta", no de "Máquina Total") de la forma en que me la cuenta.

30/03/2004

Uno más al saco 


Llevo días intentando escribir un post nuevo, pero no termino ninguno. Empecé a escribir uno de los Juegos Olímpicos por aquello de que el otro día hicieron la ceremonia esa tan bonita en Olimpia. El domingo intenté otro sobre todo lo que vi un sábado por la noche de farra, pero cuando vi que iba a tener que enviar tapas de regalo lo aborté también. (Es que creo que ahora ya se puede decir esto de "abortar" en público). Los fans me paran por la calle y me gritan "un post nuevo, por favor!!, queremos un post!! No podemos vivir sin tus borregadas!!". Y yo llego a casa presionado, y la presión no me deja escribir.

Pero... ¿de qué hablo? ¿Habrá llegado el momento en que el Gran Borrego analice el cambio político? ¿Me tocará ya poner a caldo la boda del Principito? Es que no me apetece hacer otra parrafada filosófica de las que me marco a veces ni hacer un pseudomonólogo Comedy Club que se quede a medio camino entre reflexión y humor. ¿Hablo de lo que estoy disfrutando con el libro de Benedetti que me he comprado? ¿Del vicio que he vuelto a coger al Worms? ¿De lo que me río leyendo algunas cosas de El Palimpsesto? Bueno, ahora que miro un poco para atrás parece que ya estoy contando algo en este post, aunque sea, paradójicamente, que no se me ocurre nada de lo que escribir; quiero decir, temas se me ocurren muchísimos pero no se concretan. ¿Estará perdiendo fuerza este blog? ¿Me van a dar la Erasmus que tanto ansío? ¿Perderá como merece el Madrid la Liga y la Champions? Vaya, ahora comienzo a verlo todo un poquito más claro, porque a lo tonto a lo tonto ya van dos párrafos de este post expiatorio. Me está recordando esto de hoy a aquel soneto de "Un soneto me manda hacer Violante / que en mi vida me he visto en tal aprieto...", donde Lope de Vega mariconeaba hasta llegar a la undécima sílaba del verso decimocuarto (y toma quiasmo).

Bueno, pues "burla burlando van los tres (dos) delante" que diría el incélibe sacerdote.

23/03/2004

Profesionalización del mundo rosa 


Comer a horas un poco tardías (a eso de las 16:00) tiene un dudoso premio, y es el de verse envuelto en el mundo de lo que en tiempo se llamaba "crónica social" y que hoy en día se conoce por "marujeo". En los últimos tiempos he venido observando un progresivo fenómeno de profesionalización del periodista rosa. Atrás quedaron los tiempos en los que se acudía a ruedas de prensa, bodas y conciertos de las populares tonadilleras. Hoy la prensa rosa demanda verdaderos profesionales, tanto a pie de campo (como esos mártires que esperan en verano a 48 grados a la puerta de Ambiciones para ver cómo se marcha Jesulín en su todoterreno) como a la hora de dar la cara en las grandes citas: Tómbola y Salsa Rosa, que serían como la Liga y la Copa de Europa, mietras que los programas diarios como los de la Quintana o el Aquí hay tomate son esos torneos de verano en los que se va perfilando la temporada.

Y es que el ansia social por conocer la vida de los demás nos está trayendo de nuevo a los verdaderos humanistas doctos en mil materias. Y es que Lydia Lozano no tiene nada que envidiar a Nebrija o Luis Vives. Versada en Historia del Arte (distingue como nadie el posado del robado), en Historia (o cómo llegar de Lola Flores a Marlene Morreau pasando por un exmarido de Rosario), en Derecho (sentencias, querellas, demandas y acusaciones de diversa índole), en Geografía (te recita cual lista de reyes godos las ciudades de la gira de Isabel Pantoja), en Filología ("porque cuando tú dijste eso, yo aprecié un tono de..."), en Biblioteconomía ("en el Diez Minutos sale...") y Documentación ("tengo un documento que te acredita como poseedor de..."), Ciencia (conoce a la perfección el caso de diabetes de Belén Esteban y la cantidad de calorías que puede ingerir...) y un larguísimo etcétera de temas de la más variopinta diversidad. Y ahora me pregunto: ¿cuántas horas al día trabaja Lydia Lozano?, ¿figura como autónoma?, ¿qué pensión se le va a quedar con el cambio de gobierno?.

Estoy seguro de que menos de 12 no trabaja pero de lo que también estoy seguro es de que ella no es sino la punta del iceberg de una organización más jerarquizada que la NASA, al modo de una escudería de Fórmula 1 donde ella es la Schumacher que es la que al final gana, pero con un equipo de informadores (mecánicos) detrás que desborda mi capacidad cognitiva. Tengo que confesarlo y no me duele: la admiro. Sí, la admiro. Su trabajo me da asco, pero la veo tan preparada para hacerlo que no me queda otra que aplaudir cuando acaba el Tómbola. Es la Zidane de la prensa rosa, mientras que Mariñas se queda a la altura de un vulgar Raúl.

19/03/2004

Por qué me gusta el cine bélico 


Berlín después de la II Guerra Mundial
Mucha gente me mira con cara de "pff, vaya rollo", "no tienes ni idea" (ya lo sé, por cierto) y a veces incluso de "eres un sádico" cuando digo que me gusta el cine bélico y que incluso me suscribí a una colección de este tipo de películas. Antes de nada, quiero dejar claro que cine bélico no son las películas del gobernador de California o Steven Seagal, sino películas ambientadas en conflictos reales que ha vivido el mundo. Películas con un afán histórico que nos traen a nuestros días imágenes hoy impensables que nos hacen reflexionar, como este Berlín arrasado hace apenas 60 años. Necesito un ejemplo para hablar de esto, y aunque a muchos os salten los prejuicios cuando léais el título, necesito hablar de Salvar al Soldado Ryan. La recreación histórica de esta película es desbordante. Si la primera media hora de película no son "nada más que tiros", es porque así fue, (hubo algunos lugares donde la gente no salió de la playa hasta 10 horas después de haber llegado) y si hay horribles imágenes de amputaciones y vísceras es porque así fue, y tanto la gente que muere como la gente que mata son hombres, como cualquiera de los que puede leer esto. Nadie quiera ver en esta película un estúpido triunfalismo americano, que alguien me expliquen el triunfalismo que puede haber en centenares de hombres muriendo antes siquiera de pisar la playa.

Pero después de "los tiros" viene lo que sin duda busco en este tipo de películas: el aspecto humano. En estas películas hay héroes, pero no del tipo Schwarzy, sino héroes de verdad, los que tienen que luchar contra sí mismos, contra el horrible miedo, contra el absurdo. No es un héroe el que recibe una medalla, no hay ningún mérito en tomar esa colina. Es un héroe el que no enloquece estando fuera de casa, el que mantiene la cordura cuando le rodea la sinrazón, el que nunca se acostumbra a disparar a otro hombre, el que llora por las noches porque eso no tiene sentido. (Esto también está en Ryan, aunque haya quedado sepultado por los prejuicios que acompañan a términos como "superproducción", "efectos especiales" y "gran presupuesto") Y lo mismo que héroes hay cobardes, hay amigos, enemigos que muchas veces visten tu mismo uniforme. Hay todo tipo de hombres, porque las guerras las sufren los hombres como que me lees y como yo que te escribo.

Cuando termino de ver una de estas películas, me siento aliviado, feliz. Miro a mi alrededor y me doy cuenta de todo lo que tengo, de todos a los que ninguna guerra estúpida se ha llevado para siempre. Y siempre acabo pensando lo mismo: no quiero ir a la guerra, me da miedo.


16/03/2004

Sí, somos simples, y a mucha honra 


No puede ser. Ya lo estoy viendo. En la vida hay malas combinaciones pero sobre mí se cierne una muy mala: colega solo en casa toda la semana + Play Station con Pro Evolution Soccer 3 + colegas futboleros. El resultado de esta suma es: semana en blanco y rojo. Blanco por lo que voy a estudiar y en rojo por el Arsenal, que Henry mete unos chicharros que dan miedo. Es increíble el mecanismo de ocio tan simple que podemos llegar a tener los hombres. Pensado fríamente asusta. Somos capaces de estar 5 o 6 horas jugando constantemente al mismo juego mientras mamoneamos y repetimos insaciablemente comentarios tan agudos como "hala, eso es roja!", "pero árbitro!", "hala, lo que te acabo de hacer", "no te lo crees ni tú" y la estrella "te has cagado" o en su versión adjetivada "eres un cagón". Y ya está todo servido. Bueno, todo no, faltan la Coca-Cola (servida por alguien a quien no le toque jugar) y las patatas que hacen que el mando se llene de grasa y te resbale por las manos añadiendo un handicap a ese regate que mola tanto pero al que aún no le has descubierto la utilidad más allá de reírte de tu colega, al que le cuesta una expulsión la pedazo de coz que te ha soltado. ¿Y entonces? Pues "jajajajajaja" y vuelta a empezar. ¿De verdad que voy a estar así toda la semana? Pues tiene toda la pinta...

11/03/2004

... 


Podría hacer un post facilón con lemas machacones como "E.T.A. No", "Basta ya" y otros del estilo. Podría hacerme el intelectual y pronosticar consecuencias electorales y políticas. Podría no escribir una sola palabra, esperar unos días a que se me pase el cabreo y volver el lunes con un post mofándome de algo. Podría ser egoísta y olvidar las lágrimas que yo mismo he dejado imborrables en mi almohada. Podría hacer muchas cosas y, precisamente, dejo de hacer la única de la que realmente tengo ganas, que es de llorar.

09/03/2004

Laus linguae latinae 


Ayer lunes el periódico "Metro Madrid" publicó una carta cuyo título era "La inutilidad del latín". Mi intención no es rebatir al modo de la prensa del corazón, primero porque dudo que esa persona vaya a leer mi web para contestarme (aunque podría hacerlo al estilo del PP, sin turno de respuesta) y segundo, porque creo que su opinión nace del desconocimiento provocado por un defecto docente, ya que los argumentos que emplea no se pueden calificar de "opiniones" pues parten de conceptos erróneos que alguien (quizá todos seamos culpables) no ha sabido hacerle ver.

En una parte de la carta dice este chico (se ve que lo está estudiando ahora): "se preocupan de darle una trascendencia irrisoria que para nada se corresponde con su verdadero valor". ¿Quién le habrá dicho eso? ¿Por qué no le dice también que todas las palabras que ha usado en esa frase provienen directamente del latín? También habla de él como "zancada hacia atrás". Quizá debieran haberle contado esa anécdota de Napoleón a los pies de las pirámides de Egipto, donde, volviéndose a sus soldados les dice: "Desde lo alto de esas pirámides, cuarenta siglos nos contemplan", además de recordarles que no somos sino "enanos a hombros de gigantes". Resumiendo, que volver para atrás en este sentido no sirve para otra cosa que coger impulso para saltar más allá ("beyond" es más bonita, por cierto).

Que no tiene una buena profesora se ve en frases como "infinitas desinencias" (son verdaderamente pocas si se saben agrupar) o "una lengua tan enrevesada". No podemos permitirnos el lujo de dejar que esto avance de este modo. No podemos perder el latín, sería como incendiar los museos. He tratado entre ayer y hoy de buscar una respuesta a la pregunta de "¿para qué vale el latín?" Una respuesta que valga para gente que no lo sepa, aunque parezca algo excesivamente simple. Pues leyendo el libro que acabo de comprar me la encuentro ya preparada, sólamente para citarla:

"... la lengua y la literatura clásicas, dechados de claridad y belleza, habían de ser la puerta de entrada a cualquier doctrina o quehacer dignos de estima, y que la corrección y la elegancia del estilo, según el buen uso de los viejos maestros de la latinidad, constituían un requisito ineludible de toda tarea intelectual."
El sueño del Humanismo, Fco. Rico
O sea, que vale para todo y para nada. Tiene un valor intrínseco que no todos sabrán apreciar, pero tiene un valor universal, que es el de preparar nuestra mente para el conocimiento. Linguam latinam quod mentem scientiae parat amo.

04/03/2004

Amedeo Carboni 


Hoy tengo que hablar de él, y ahora que lo hago no sé porque no lo hice la semana pasada, cuando vi una buena noticia. Para los que estéis pensando que Amedeo es un pintor del Renacimiento italiano, os diré que es un simple futbolista. Vino al Valencia hace ya unos 8 años, con 31 o 32, no recuerdo bien ninguno de los datos, y como ya dije en otra ocasión, me niego a documentarme para escribir un post. Fue un fichaje de ninguna repercusión mediática; los pocos que se enteraron, no conocían a este italiano que venía de la prestigiosa A.S. Roma, y probablemente pensaron que venía a poner el cazo un par de años más antes de retirarse y marcharse de nuevo a Italia. La temporada comenzó y Carboni, lateral izquierdo, cumplía. Como buen italiano, defendía bien, a lo que ayudaba su veteranía en la liga más defensiva del mundo; además, no tenía mal toque de balón y físicamente estaba bien para ser ya un hombre que había pasado la treintena. Y poco a poco, se fue asentando en el equipo y la ciudad.

Los años pasaron, aunque él parecía que miraba para otro lado mientras, y Carboni se hizo indiscutible. No pudo jugar la final de la Copa de Europa contra el Real Madrid por acumular dos tarjetas amarillas. Aquello tuvo un punto de injusticia, porque ¿cuándo iba a jugar un jugador de 35 años otra final de Copa de Europa? Pues por fortuna al año siguiente, donde conoció la peor derrota que puede haber: la de una final. Y siempre parecía lo mismo, que ese año sería el último de ese hombre humilde, y la gente descubrió que les daría mucha pena que eso ocurriera, porque sin saber cómo, ese italiano de amable sonrisa y trabajo diario se había hecho un hueco en el corazón de todos los valencianistas.

Y los años han seguido pasando (sí, él sigue despistado con esto) y así llegamos a la semana pasada, donde se han juntado dos hechos importantes para este gran hombre. Lo primero es que ha renovado su contrato por otro año, con lo que Carboni vestirá la camiseta del Valencia con sus cuarenta hermosos años. Lo segundo es que acudió a la presentación de un pasodoble que se ha compuesto en su honor y que lleva su nombre transalpino por título. Amedeo escuchó emocionado hasta la última nota, momento en el que se levantó tímdamente para aplaudir como un niño pequeño, con unos ojos llenos de lágrimas que no caían. Gracias Amedeo por ser tan buen profesional y poner un punto de dedicación ciega en un deporte que se nos llena de niñatos consentidos.

03/03/2004

Alicia 


Alice Liddell
Yo tenía pensado escribir hoy un post sobre el Palacio Real, donde he estado viendo el cambio de guardia entre guiris, niños de excursión y algún nostálgico. Pero me iba a sonar demasiado artificial, aunque hubiera acabado hablando de lo mágicos que pueden llegar a ser esos preciosos caballos que tienen, con su porte ancestral y su azul nobleza. Pero alguien me leyó ayer un cuento que tenía como protagonista a la niña de la izquierda, y junto a esa niña, todo cambia.

Se trata de Alice Liddell, la niña en la que el mago Lewis Carroll se inspiró para su obra "Alicia en el País de las Maravillas". Todos conocemos alguna Alicia, una niña como esta, de ojos incisivos y brillantes, "dispuesta a acribillarte a preguntas". (Entrecomillo porque la frase es prestada) Son lo suficientemente cuerdas para cuestionar todas las mentiras que intentan contarles y lo bastante locas para que se les compliquen las cosas hasta en sus propios sueños. Se encogen y estiran, crecen y menguan, y si hoy son capaces de ahogarse en una sola de sus lágrimas, -que serán muchas pues son muy sensibles-, mañana cruzarán el espejo para convertirse al fin en la Reina que llevan dentro. Tocadas por esta doble varita, son personas excepcionales a quienes escuchar hasta en momentos de delirio, porque a veces las locuras de un loco son nuestra propia cordura. Larga vida a todas las Alice Liddell que pueblan el mundo, gracias por existir y sacarnos de la rutina.

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